jueves, 4 de febrero de 2010

La Constitución el DEMÓCRATA Asimetrías. Fausto Fernández Ponte

el DEMÓCRATA Asimetrías. La Constitución. Fausto Fernández Ponte


“¡Al diablo con las instituciones!”.
Andrés Manuel López Obrador.


I

A propósito del anivesario nonagésimo tercero de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, no serían pocos los connacionales que piensan que aquella es conculcada y violado por el poder político del Estado.

Esa conculcación y violación es expresión de una cultura del poder que utiliza el Texto Fundamental sólo un enser de simulación de un estado de derecho que exprésase a todas luces incongruente. Las instituciones son ignoradas, si no burladas adrede.

Hágase la salvedad de que la Constitución vigente no es la misma que se promulgó en 1917. La Carta Magna mexicana ha sufrido, desde entonces, casi 700 modificaciones, la mayoría de ellas inspiradas en móviles políticos facciosos y ajenos al interés social.

Carlos Salinas, por citar un caso emblemático, promovió y logró durante su presidencialados tantas modificaciones que destruyó el espíritu y, ni se diga, la letra de la Constitución, para adecuarla al proyecto político propio y de Estados Unidos.

Ese proyecto político, sábese bien entre los mexicanos nacionalistas de vanguardia, tiene su epítome en el llamado Consenso de Washington, por el cual el imperialismo geoeconómico y político de EU se anexó, de hecho, a México. Provincia de EU.

II

Esa anexión de hecho –que no de derecho— es un sucedido factual y, por tanto, conforma un verismo insoslayable aun para aquellos que, por inconsciencia acerca de la realidad, no han registrarlo ni discernido objetivamente ésa aplastante realidad.

Y es que bajo cualesquier definiciones, México es un protectorado estadunidense, gobernado –en el caso, cabría decir desgobernado— por autoridades propias elegidas mediante esquemas de simulación y manipulación de los medios de control social. .

Así asumió el señor Salinas el poder: la “caída” del sistema de cómputo de votos obedeció a esos imperativos, por lo cual las ciencias políticas identifican dicha asunción como un golpe de Estado técnico. Se insertó en la historia como un golpista.

Y así asumió Felipe Calderón la investidura presidencial espuria. El dictamen del Tribunal Electoral que lo ungió se inspiró no en la primacía constitucional, sino en la de códigos secundarios, desestimando evidencias claras de irregularidades premeditadas.

Es más, el Tribunal formuló y emitió en ese dictamen juicios de valor extraños a la lógica y el sentido común, usurpando incluso potestades de legislador al resolver que contar voto por voto y anular la elección “perjudicaría” al pueblo.

III

Del Consenso de Washington, abrazado en 1989 con entusiasmo digno de mejor causa por el tristemente célebre señor Salinas como Presidente de la República, devino el instrumento axial mayor de dominación del imperialismo estadunidense: el TLCAN.

Así fue. La historia consigna que el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte fue negociado por el señor Salinas y vigente desde 1994 tras violar flagrantemente 36 artículos de la Constitución. Don Carlos hizo modificar ésta.

El articulado constitucional impedía, antes de su modificación por el señor Salinas, al Estado mexicano adherirse a tratados bilaterales o trilaterales e incluso multilaterales para pignorar la soberanía nacional a intereses privados, trasnacionales, de otros Estados, en el caso el estadunidense.

Y aunque la Carta Magna, antes de las modificaciones del salinismo, no establecía una forma de organización económica tajantemente social, sí creaba instituciones orientadas a satisfacer necesidades societales en el contexto del capitalismo. Ha sido modificado.

¿Consecuencia? La Constitución es letra muerta como norma prescriptiva primordial. En la práctica ha sido despojado de su primacía aun para el poder político del Estado y aun para quienes imparten justicia, inspirados en códigos secundarios.

el DEMÓCRATA Asimetrías Realismo Mexicano Fausto Fernández Ponte

el Demócrata Asimetrías Fausto Fernández Ponte
Realismo Mexicano
Por Fausto Fernández Ponte

“El impacto de la crisis fue modesto; habrán estabilidad y empleo”.
Agustín Carstens,
“Doctor Catarrito”.


I
El realismo mágico, como bien sabríalo el leyente informado, es una corriente de arte que distingue a la literatura de Nuestra América –la indo, afro e hispana-- , algunos de cuyos oficiantes emblemáticos principales son las novelas de Gabriel García Márquez y Juan Rulfo, entre otros.
Empero, antes que ellos, oficiante mayor de ésta corriente literaria –que no es un género ni un estilo, aclárese— fue Rómulo Gallegos. Algunos estudiosos atribuyen a éste escritor venezolano, autor de “Doña Bárbara”, la paternidad de la corriente.
Pero otros oficiantes son Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Arturo Uslar Pietri, José de la Cuadra, Pablo Palacio e incluso, en cierta medida, Laura Esquivel y hasta Alejo Carpentier, quienes conforman corrientes similares e incluso entreveradas y traslapadas.
En el arte –sobre todo el de la plástica— y en la literatura el concepto de realismo mágico fue acuñado por el crítico alemán Franz Roh al describir una pintura que registraba una realidad alterada, práctica en la que incurren muchos otros pintores.
II
El realismo mágico altera la realidad recreándola, para darle desenlace a su dialéctica con arreglo a la voluntad y el deseo del escritor. Un autor registra una realidad dada, la describe y luego altera sus causales, sus vectores y dialéctica y la resuelve encauzándola según motivos.
En ello dos vectores importantes representan un papel decisorio: la tecnología y la superstición. A diferencia de las corrientes nihilistas, el realismo mágico se resuelve en función de lo que los personajes registran la realidad como quieren –o anhelan—que sea, no como es.
¿Es así la política en México y, diríase, en casi todo el mundo? Sí. Pero en México ello se lleva a extremos. El poder político registra una realidad como quiere que ésta sea y actpúa en cionsecuencia. De allí el aserto del señor Carstens, tan ajeno a la realidad.
Pero alterar la realidad ficcional –válgase la contradicción— de un cuento o una novela, que son obras de imaginación aunque sus basamentos sean los verismos cotidianos y sus tramas sean un desarrollo supuesto de conductas y situaciones, es parte de la idiosincrasia del poder.
III
Y específicamente, la idiosincrasia del poder político del Estado mexicano, cuyos personeros –panistas, priístas, perredistas, etc.-- expresan sus pensamientos con palabras utilizadas en por lo menos dos planos de conjugaciones verbales propias del realismo mágico.
En México ello es inequívocamente cierto, como lo confirma el aserto del señor Carstens, gobernador del Banco de México, quien habló en Madrid acerca de la economía mexicana, la cual describió con adjetivos e hipérbole rayana en la franca mentira.
Don Agustín usó tiempos verbales del pasado y el futuro, pero, no sin intención obvia, evitó conjugar en tiempo presente: “El impacto de la crisis fue modesto”. Mediante ese estilo verbal, da a entender que la crisis ya es cosa del pasado y que sus consecuencias fueron modestas.
“Habrán estabilidad y empleo”. Habla, pues, éste individuo en futuro, como si fuere un pitoniso. Al afirmar que el impacto de la crisis “fue modesto”, ignora dos hechos objetivos: uno, que la crisis no “fue”, sino que “es”. Y otro, que si el desempleo es “efecto modesto”, ese señor está demente.

el DEMÓCRATA Asimetrías "El modelo estúpido" Fausto Fernández Ponte

el DEMÓCRATA. Fausto Fernández Ponte. Asimetrías
El “Modelo Estúpido”
Por Fausto Fernández Ponte


“En México opera un modelo estúpido. O le entramos (los) municipios o nos carga La Fregada”.
Mauricio Fernández Garza.

I
El autor del aserto consignado enel epígrafe, polémico alcalde de Garza García, N. L., considerada la circunscripcuión municipal de mayor ingreso per cápita de México, es uno de los “hombres de pro” de alto perfil como militante del Partido Acción Nacional extramuros la capital.
Y desde el antaño no muy reciente, don Mauricio nutre su perfil político en una alfaguara de la discrepancia y la heterodoxia ideológica y política en el fondo y el estilo del ejercicio del poder político. Así se le conoce en los cenáculos y los cotos baratarios del panismo.
Como político de ocupación --viene de familias de empresarios pudientes-- , éste personaje es, diriase en jerga eufemística, “su propio dueño” o “propietario de sí mismo”. Y, como tal, su cosmovisión contrasta a rajatabla con el tartufo y corrupto oportunismo prevaleciente en el PAN.
Empero, ello no cancela ni atenúa el conservadurismo de clase de éste personero del poder político, aunque sus decires claridosos molestan al Presidente de Facto Felipe Calderón, adalid de un espuriato que exhibe una esquizofrenia aguda y, por ello, peligrosísima para los mexicanos.
II
A resultas de esa patología que antójase terminal, vivimos la aceleración virulenta del proceso de descomposición del poder político del Estado mexicano iniciada en 1982 con la asunción de Miguel de la Madrid a la jefatura como poderdatario tlatóanico sexernal.
Entre ese hito y el presidencialado fraudulento del señor Calderón, el proceso de descomposición del poder político se situó en un “continuum” inercial de degradación que, como un “tsunami”, adquiere ímpetu y arrasa con todo, creando una nueva realidad, una de anarquía y caos.
Y en esa estamos. Históricamente el conservadurismo mexicano ha sido centralista, aunque el liberalismo juarista y, luego, el porfiriato y, más tarde, en la fase revolucionaria y la priísta (desde 1946) también ha exhibiendo una vocación de control central de estados y municipios.
El centralismo calderonista,empero, no las tiene todas consigo. Enfrenta gobernadores que, en la cultura del tlatonismo intolerante, autoritario y arbitrario, son señores de horca y cuchillo en las entidades federativas sobre olas que mandan y nopocas veces desgobiernan.
III
Pero son los municipios los damnificados mayores del centralismo federal y de segunda mano --el de los gobernadores--, pues siendo, por lo menos en el plano teórico constitucional, la expresión del poder político del Estado más cercana al pueblo, no son realmente libres ni autónomos.
El municipio debe ser, como implica el alcalde de Garza García, una entidad central en el modelo económico y político prevaleciente o nos llevartá “La fregada” aun más lejos. El municipio deviene, prospectivamente, en clave para resolver el problema creado por el “modelo estúpido”.
El atributo estúpido de ese modelo se nos muestra como inviable, por ser acusadamente antisocial e incluso criminógeno. En los hechos el poder político percibe a al pueblo – elemento constitutivo principal del Estado— como enemigo y, así, aplica ese modelo para agredirlo y agraviarlo.
Si un ayuntamiento pudiere, con arreglo a potestades constitucionales, crear una forma de organización económica local y solidaria, con el ayuntamiento como rector activo de dicha economía, se iniciaría una revolución social. Pero la demencia del poder político lo impide.

Asimetrías Mexicanos en Irak y Afganistan (2/2) Fausto Fernández Ponte

el DEMÓCRATA Asimetrías Fausto Fernández Ponte
Mexicanos en Irak y Afganistán (2/2)
Por Fausto Fernández Ponte

“Para poder salir Méxicotuve que vender mi alma al mero diablo”.
Francisco Rojas Mexicano,
migrante mexicano en EU.

I
En “La carroza negra de Bush: soldados mexicanos en Irak y Afganistán”, del colega Federico Campbell Peña, se consigna un dato que exige hermenéutica fiel: aumentan los reclutas de origen y/o ascendencia indo-afro-ibérica ---de Nuestra América, pues—y caen los afroestadunidenses.
Sábese, por otra parte, que de los “latinos” –denominación obviamente inapropiada, al igual que la de “hispanos” y “americanos” para identificar a estadunidenses-- reclutados, el grueso es de aquellos de origen y/o ascendencia mexicana, lo cual indicaría objetivamente lo que sigue:
Uno, que existe una tendencia creciente a que los mexicanos libren bajo la proverbial guisa de carne de cañon las guerras de agresión y rapiña del imperialismo económico, político y cultural (artístico, científico y tecnológico, etc.) estadunidense en las cuatro esquinas del planeta.
Y, otro, que serían mexicanos quienes combatarían a sus hermanos de Nuestra América en las previsibles guerras que el imperialismo estadunidense contempla y se apresta librar doquiera en el subcontinente americano, desde México y el Caribe hasta la Patagonia.
II
De hecho, cabría abundar, los prolegómenos de esas guerras de agresión y rapiña del imperialismo estadunidense en agravio de los Estados americanos son ya documentadamente discernibles, en particular contra Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Contra Cuba, la guerra del imperialismo pronto alcanzará el medio siglo de haber sido iniciada en pos del objetivo estratégico el de mantener a aquél país en permanente desestabilización y aislamiento económico, político y cultural respecto al mundo. La heroicidad cubana es ejemplar.
Quizá, con arreglo a escenarios prospectivos posibles, serían mexicanos reclutados por las fuerzas armadas estadunidenses quienes combatan como ejércitos invasores u ocupantes a sus propios connacionales en nuestro mero territorio. De hecho, ya lo hacen vestidos de civil.
Cierto. Según datos oficiales del gobierno de EU, a México han sido asignados unos mil 200 militares estadunidenses que realizan como civiles diversas tareas de seguridad y conexas. La cifra incluye a los agentes contratados bajo la figura de “out sourcing” por empresas privadas gringas.
III
El fenómeno descrito con riqueza documental por el periodista Campbell Peña en el libro de su autoría tiene un telón de fondo trágico: los mexicanos, cuya suma es el recurso más valioso del país, se ven forzados a emigrar a EU para vender su fuerza de trabajo a un patrón militar.
Esa venta desesperada de fuerza de trabajo es una sangría colosal. Los mexicanos emigran empujados por la desesperanza; ésta es el atributo más dramático del proletariado inserto en la realidad del lumpenproletariado. La opción es morir de inanición o delinquir sumándose al narco.
Ello es particularmente evidente en los estratos sociales conformados por jóvenes, lo cual agudiza no sin espectacularidad esa sajadura sangrante. El Estado –cuyo elemento constitutivo principal es el pueblo mismo-- promueve con sus políticas ese fenómeno de flebotomía social aguda.
Ese es un indicio del carácter fallido del Estado mexicano, cuyo poder político corrupto protege el interés de una forma de organización económica criminógena, por antisocial. Un Estado así debe desaparecer y ser sustituido por uno humanista, social, percepción que parece crecer día a día
.

el DEMÓCRATA Asimetrías Fausto Fernández Ponte

el ademócrata Asimetrías Fausto Fernández Ponte
Asimetrías
Mexicanos en Irak y Afganistán (1/2)
Por Fausto Fernández Ponte


“Los soldados del Imperio son mercenarios multinacionales. Sólo los generales son romanos”.
Flavio Josefo.


I
Éste célebre historiador de los últimos siglos del milenio anterior al primero de Nuestra Era se refería, desde luego, a las legiones del césar que combatían en el Medio Orienta. Roma reclutaba mediante leva a jóvenes de los territorios conquistados doquiera para combatir por ella.
Otros historiadores más antiguos, anónimos muchos de ellos, seguramente habrían consignado que todos los imperios han engrosado sus ejércitos con soldados de los países conquistados en el mundo conocido de aquél entonces.
Y después de Roma, los imperios europeos, fedatariamente más globales que el romano --Inglaterra, España, Portugal, Países Bajos, Francia, etc.-- han tenido ejércitos conformados por individuos de los ámbitos sometidos. Francia tiene aun su Legión Extran jera; Albión a sus gurkas.
Los Estados Unidos de América, el imperio más global históricamente, han tenido, como Estado Federal asentado en el norte de nuestro continente, extranjeros en sus fuerzas armadas. Howard Zinn consigna en “La otra historia de EU” la existencia de batallones de alemanes, irlandeses, etc.
II
El Estado estadunidense –que es la guisa formal, jurídica, del imperio-- tiene elementos de sus cuatro armas dispersos por el mundo, en cientos de bases militares de toda laya y naturaleza. En Colombia está construyendo a toda prisa siete bases. Dos de ellas, sábese, colosales.
Así, con soldados en más de la tercera parte de los países con los que mantiene relaciones diplomáticas –las excepciones son notorias--, el Estado estadunidense fortalece disuasivamente su influencia económica y política sobre esos Estados anfitriones.
Empero, en algunos de esos países, como México, la presencia militar estadunidense es advertida sólo mediante agentes civiles de sus propias fuerzas coactivas/coercitivas. En México hay cientos, si no es que miles, de policías y espías estadunidenses.
La lógica estadunidense con respecto a México tiene por premisas mayores los imperativos de la seguridad nacional del país vecino y, ergo, el trato bilateral se conduce desde varios planos, siendo el principal el de que la relación con nuestro país es un asunto doméstico de EU.
Es decir, un asunto de política interna, no exterior, del Estado estadunidense. Ello se traduce, en los hechos, en una realidad ominosa: México es una provincia económica y virtualmente política de EU. En la práctica, somos un país anexado, un protectorado sui generis., con mandatario títere.
III
Y si antes eran europeos los que luchaban en las guerras del expansionismo geopolítico estadunidense y la de secesión del siglo XIX –hacia el oeste y el sur, despojando a México de más de la mitad de su territorio--, hoy son los mexicanos los que luchan en las guerras del imperio.
Ésto nos lleva al libro de Federico Campbell Peña, intitulado “La carroza negra de Bush: soldados mexicanos en Irak y Afganistán”, que ya se encuentra en librerías do las haya. Ésta obra, de talante modesto, es un documento acuciosamente elaborado.
Campbell Peña, quien es periodista de televisión (Canal 11) especializado en asuntos internacionales y activista a favor de la defensa de los derechos humanos y contra las injusticias sociales, ha tratado el tema de los mexicanos en Irak y Afganistán en sus trabajos televisivos.
En éste libro—su primero--, el colega Campbell Peña ha realizado un prodigioso esfuerzo de investigación sistemática afín al reporterismo periodístico de muy alta profesionalidad. Sus fuentes son públicas, accesibles a quienes quieran ahondar en el tema.

lunes, 25 de enero de 2010

Fausto Fernández Ponte

Fausto Fernández Ponte
Asimetrías

Cruce de Caminos

Por Fausto Fernández Ponte

”Los políticos nos han traicionado”.
Gonzalo Tablada.

I
Que los personeros del poder político del Estado mexicano en los ámbitos federal y locales e incluso municipales han traicionado a la ciudadanía --que, por lo menos en lo formal, los ha elegido-- es percepción que no escapa de su propio verismo.

Dígase de otro estilo que esos personeros –panistas, priístas, perredistas, etc.— ejercen el poder para perpetuar un statu quo de opresión que nos damnifica cada vez más y sella las espitas por las que escaparían, si acaso, las presiones societales.

Visto así, eso es traición. La opresión es dramáticamente trágica y, por ende, lacera el alma nacional, haciéndola sangrar con profusión y, como secuela inevitable, debilitando nuestro alcance cognitivo y nuestrfos albedríos societales.

La opresión adquiere sus visos veros cuando el oprimido no registra ni discierne ni mucho menos identifica el verismo de su propia condición opresa. Por ello, su conciencia yace subsumida y es, así, ajena a la noción mera de desasirse de la opresión.

La opresión tiene los rostros de un carnaval macabro. Simulas. Y reprime.


II
Por ajena a la conciencia del cuerpo societal, esa noción se representa en parálisis que, en el caso de los pueblos de México, es evidente. Esa perlesía social es insoslayable a la perspicacia de aquellos connacionales con conciencia despierta.

Ello nos habla de la eficacia de los mecanismos o medios de control social o, a fuer de precisos, de los personeros del poder político del Estado mexicano. Esos personeros cincelan, mediante metodologías milenarias probadas, la idiosinsacrasia del mexicano.

Esa idiosincrasia contribuye decisivamente al inmovilismo. Nuestra idiosincrasia nos conduce a la pasividad estoica y a la aceptación paciente de una realidad que se nos oferta como predetermina y, por lo mismo, inmutable.

Así, un crimen de Estado como el asesinato de 49 niños en la guardería ABC, del IMSS, subrogada por el poder político panista a particulares amigos y parientes de los “hombres de pro” no nos conmueve ni mueve a la acción. Indiferencia. Parálisis, pues.

Para cerciorarse de que la parálisis continúe, allí está pronta la disuación militar.

III
Los “hombres de pro” –desde el Presidente de la República, sus secretarios, legisladores, procurantes e impartidores de justicia, gobernadores, alcaldes, etc.—verifican que nuestra indiferencia se traduzca en anuencia implícita a sus crímenes.

Por esa acera deambulamos. Las fuerzas que esculpen y burilan nuestra idiosincrasia son constantes, reiterativas, fomentadoras de la ignorancia (y los prejuicios, supersticiones y supercherías) y la ubícua y omnipresente pobreza.

La ignorancia –la media nacional de escolaridad es patéticamente baja— y la pobreza son administradas, regenteadas y manejadas como un recurso estratégico de control social. La ignorancia y la pobreza nos hace vulnerables y, por ende, dependientes.

Y lo que suponemos parálisis del poder político panista, priísta, perredista, etc., del Estado es, en realidad, descomposición. A mayor descomposición, uso intensivo, más amplio, desesperado incluso, de los mecanismos de control social.



Asimetrías

La Parálisis y sus Causas

Por Fausto Fernández Ponte

“Si algo sobresale en la crisis mexicana es la parálisis”.
David Ibarra ;Muñoz.



I
La afirmación del señor Ibarra, quien fue secretario del despacho de Hacienda y Crédito Público durante el presidencialado de José López Portillo (1976-1982), ofrece un diagnóstico que, a la luz de nuestra realidad, es acertado con largueza.

Estamos, pues, en las zarpas de la parálisis. inmóvil está el poder político panista y priísta y, desde luego, perredista del Estado mexicano. E impedidas están las densas mayorías de los pueblos de México, el principal elemento constitutivo de aquél.

Y, como consecuencia, paralizados están los otros elementos constitutivos del Estado mexicano, la soberanía y el territorio, aquella sin alcance sobre éste, como nos lo confirma la cotidianidad dramática de la llamada “guerra” al “narco”.

Esa parálisis antójase perversa: presenciamos la debacle económica y la descomposición del poder político del Estado e incluso la de vastos estamentos de los pueblos de México y, así, no movemos un dedo para enfrentar la perlesía y el torpor.

¿Qué toxinas nos paralizan? Las siguientes: nuestra propia idiosincrasia, por un lado; la ignorancia y la pobreza, por otro. Pero esas toxinas no son espontáneas ni vienen de la nada, convocadas por los manes del determinismo histórico. No.

II
Y no, reiteraríamos. Esas toxinas que paralizan a los cuerpos político y societal y mantienen a éstos en la tristísima condición de baldadura y anquilosis tienen, a su vez, causales que la historia y otras han identificado con claridad meridiana.

¿Cuáles son esas causales? El economista Ibarra nos lo dijo al iniciar hace días la celebración de su novena década de vida: “El mercado sin un Estado orientador, regulador y mediador poco o nada resuelve de las debacles económica y política”.

Mas don David pecó de cortedad en su diagnóstico, pues aludió sólo a la vena panista del poder político del Estado --la que tiene el control, por lo menos en lo coactivo, del gobierno— e implícitamente habría exonerado de contriciones o mea culpa al priísmo.

Las toxinas de la idiosincrasia, la ignorancia y la pobreza son consecuencia directa y con lacerantes manifestaciones --no pocas de éstas trágicas-- de la acción diseñada al detalle de poderes que son y que están muy actuantes y, ergo, vigentes.

¿Cuáles son esos poderes? Para responder cabría incurrir en una precisión pertinente: la idiosincrasia es un atributo adquirido de un individuo o una comunidad, fuere cual fuere. No se nace con ella; ésta se va cincelando en el decurso histórico de los pueblos.

III
La ignorancia y la pobreza son, desde cualesquier perspectivas –las experienciales, el materialismo histórico y la dialéctica de la sociedad-- no son fiat de fuerzas monoteístas creadas por el mismo imaginario social para paliar legítimas necesidades espirituales.

Pero identificar las causales de esa parálisis y sus vectores –idiosincrasia, ignorancia y pobreza— es tarea circular y viciosa, pues devendría dicha identificación del sacudimiento del sopor societal y toma de conciencia. Ello equivale a liberarse.

No en vano Andrés Manuel López Obrador –cercado por los poderes fácticos de México, los locales y los que tienen sedes en Washington, El Vaticano, Madrid, Londres y Ottawa--, alude con frecuencia a una verdad que para muchos es subversiva.

Dice AMLO: “El cambio no se va a dar de arriba hacia abajo. La ciudadanía ya debe dejar de pensar en que la clase política y los funcionarios van a mejorar las cosas”. Los indios zapatistas hablan de ir “hacia abajo y por la izquierda”. Bolivia pone el ejemplo.

El cambio –iniciado en 1810 y reactivado en 1910, está inconcluso, por más que nos digan lo contrario a propósito de los centenarios— tiene que ser primero en las conciencias, cuando nos demos cuenta qué y quiénes nos causa nuestra paraplejía.

domingo, 9 de agosto de 2009

Asimetrías

el DEMÓCRATA. Asimetrías Fausto Fernández Ponte

¿Reformar o Refundar?

"Supongamos que como dice Felipe Calderón está creando empleos, pero son muchos más los que desaparecen cada día".
Francisco Villaverde.

I
Las actuaciones de los personeros del poder político del Estado y su corrosiva incidencia en la crisis general que tiene en peligroso vilo al pueblo ede México se insertan en el proceso de desintegración de aquél.
Y, insertos así, se explican causales históricas y actuales y consecuencias inmediatas y mediatas del contexto general y particular de crisis, así como sus consecuencias y efectos directos e indirectos. Esa es una realidad tan evidente para no pocos dentro y a extramuros de México que antojaríase misterio el motivo por el cual se plantean como soluciones únicamente cambios de curso o de ruta. Pero no es posible cambiar el rumbo que el poder político del Estado ha emprendido desde 1982. ¿Por qué? Porque la nave está naufragando --hundiéndose-- dramáticamente y carece de timón, motor y velámen.
La paradoja de ese naufragio es que ocurre desde hace 27 años (tal vez más, si tómase en cuenta que el último sexenio con crecimiento económico fue el de 1964 a 1970-- con tierra firme a la vista. El navío hace agua. Y pocos son los que intentan --sólo intentan-- achicar o tapar las vías de agua, por lo que el navío, escorado a estribor --la derecha-- se hunde más y más. A babor, la izquierda, hay inquinas.
El hundimienbto parece irremisible, acelerado por el oleaje implacable de una mar tormentosa, corrientes marinas y submarinas y turbiones y ventoleras. La lluvia golpea sin cesar y limita la visibilidad.
II
Más el capitán no parece darse por enterado. "Ya tocamos fondo", dice, ufano pero estólido, su voz audible apenas por los rugidos de la tormenta y el fragor del oleaje, truenos y rayos y la violenta marejada. Pero tocar fondo, en la lingua franca de la cultura marínera, es estar asentado ya en el mero lecho océanico o atrapado en los arrecifes, el casco rupturado y las cuadernas destruidas; además, el timón está roto. Sin timón, la estructura --cuadernas y casco-- irreparable y la superestructura (las cabinas de cubierta) absurdamente pesadas, el motor dañado y con poco combustible, la suerte parece echada. Sin botes salvavidas suficientes o sin un velámen que, a falta de motor, pudiere utilizarse alternativamente para orientarlo de bolina --a barlovento-- al navío y desencallarlo, hay que tomar acción.
El navío, visto objetivamente, no ha llegado aun al fondo. Escorado, con vías de agua que el oleaje incensante amplía, el hundimiento es todavía ocurrente, aunque el final --hundirse-- parece inexorable. El atributo de inexorabilidad tiene explicaciones propias del verismo de las leyes universales de la física: si más de la mitad de la masa del navío está bajo el agua, su desplazamiento será vertical.
Hacia abajo. El camino hacia abajo de esa masa --más pesada por las vías de agua-- ha accedido a una fase de aceleración. Mientras más pesada, más rápido es el hundimiento en el medio líquido. Por gravedad. Empero, esa inexorabilidad del naufragio dependería, según se observa, de un rescate a tiempo que el capitán, paralizado por su ineptitud y cortedad de miras, parecería empeñado en evitar.
III
¿La solución? Ante un capitán rebasado por la realidad del peligro actual y una tripulación que sólo piensa cómo saquear al navío, únicamente los pasajeros --nosotros-- pueden evitar el desastre. ¿Y cómo? Tomando el control, organizándose para rescatarse a sí mismos, sumando esfuerzos para ello y para recuperar materiales del navío hundiéndose para construir uno nuevo. Totalmente. Otro diseño.
En ese esfuerzo surgirán nuevos capitanes y tripulantes más aptos, honestos y sin más inclinaciones ni agendas ideológicas y políticas que las de llevar al navío a puerto seguro con patriotismo e inteligencia. Ésta metáfora no incorpora un elemento central: para que los pasajeros tomen el mando del navío, detengan el naufragio y se salven a sí mismos: tener conciencia de lo siguiente: Uno, que el peligro es gravísimo pues no esta latente ni es a futuro, sino real y presente. El desastre ya llegó, cual efecto de vectores de opresión que han conducido al mexicano a abdicar sus deberes cívicos.
Y, otro, que nadie --absolutamnente nadie: ningún otro país, ninguna divinidad-- acudirá a nuestro salvamento ni lo lo hará por nosotros. Es una cita con sino histórico que no podemos cancelar o posponer. Más allá de la metáfora despréndense moralejas aplicables a nuestros dilemas. La moraleja mayor es la de que al navío del Estado nada se le puede reformar, sólo construir uno nuevo. Fundar otro Estado.
Glosario: Cuadernas: costillas de la estructura de un barco que refuerzan al casco y le dan integridad a éste.
De bolina: llevar un velero lo más cerca del viento posible (entre 35 y 40 grados).

La Rebelión Eléctrica

"Felipe Calderón ha perdido el rumbo".
The Washington Post.

I
Lo que há dádose en llamar la "rebelión eléctrica" --causada por alzas en las tarifas del abasto de electricidad-- convoca imágenes de un ataque del poder político del Estado mexicano al pueblo. Ataque avieso, calificaríase. El ataque es, dicho coloquialmente, de "descontón": inesperado, sorpresivo y con todas las peculiaridades criiminógenas e inmorales dado por un poder político al servicio, por ministerio constitucional, del pueblo. En efecto. Adviértense características que tipifican un asalto a la ley y a la moral e incluso a la ética del gobierno --la vertiente ejecutiva del poder político del Estado-- como la premeditación, la alevosía y la ventaja.
A esos atributos obvios de criminogenia e incluso criminalidad inequívica bien podríansele añadir otros: la usurpación de su función constitucional: ese poder político se ha erigido de mandatario en mandante. Mutación monstruosa. Y más: de la usurpación de funciones constitucionales --el pueblo es el mandante y el poder político el mandatario-- la vertiente ejecutiva (el gobierno pues) incurre en la comisión adicional de otros delitos veros.
Ese poder político --el gobierno-- asalta por sorpresa, con fines de robo, además de defraudar mediante el ejercicio abusador e inconstreñido de potestades que jamás el pueblo le ha subrogado. Éstas reflexiones tienen un meollo denso y grueso de indisputable e incontrovertible primacía: el servicio de abasto de electricidad al pueblo es posible gracias al fuinanciamiento que deviene del pago de impuestos. De ello no hay duda. Los grandes (y pequeños) complejos para producir energía eléctrica son construidos con dinero del pueblo --ese impuesto del 15 por ciento al valor agregado y casi el doble al ingreso sobre la renta--
II
De esa laya fiscal, el pueblo financia las obras de infraestructura para producir energía (así como para construir carreteras, etc.) y a cambio recibe, inicuamente, un bien, la electricidad, que se ve forzado a comprar. Y a comprar, agregaríase, a un precio tan alto que la electricidad en México es una de las más caras del mundo (como el servicio teléfonico, el peaje carretero, gas y gasolina, etc., financiado por el propio pueblo.
Esa paradoja tan macabra es, precisamente, la del saqueo organizado por un poder político del Estado mexicano que en realidad sirve a los intereses propios y los que representam, los de la élite de pudientes que manda aquí. Fraude, robo, asalto, como expresiones teleológicas e idiosincrásicas de la naturaleza autoritaria --dotada de arbitraria infalibilidad-- y de la arrogancia típica de la prepotencia que no reconoce paridades y desprecia contrapesos. Desde que en 1946 el neoconservadurismo ataviado con tocados postizos de lo revolucionario (emblematizado en el PRI) se instaló en el poder político del Estado, el pueblo ha sido expoliado sin cesar.
Empero, hágase la salvedad que esa expoliación no se inició en el alemanismo, el vero fundador del Partido Revolucionario Institucional-- , sino que deviene, como dá fe la historia, desde el virreinato. Pero fue en ese sexenio alemanista donde a la expoliación se le dieron sus características ya proverbiales: simular que el poder político es democrático y que la corrupción es el agente de cohesión de dicho poder.
III
Y es que precisamente en el México virreinal --el de la Nueva España-- se ubica el génesis de la desintegración económica, política, social y cultural de lo que es, bajo la pátina de falso republicanismo, el Estado mexicano. Dicho de otro estilo, la causa de la brutal megacrisis que azota, estruja y estrangula al pueblo de México no es de reciente cuño, sino añeja, aunque haya adquirido en su decurso modalidades atuendarias diferentes.
Así, la expoliación ha persistido desde la fase virreinal primero y luego independiente, con dos interregnos imperiales, una larga dictadura de 30 años y, hoy, una fase de perversa simulación neoconservadora. Más hoy, esa expoliación, si bien acusa sofistería, carece de orfebrería y finura: es burda y diríase también que hasta grotesca, lo cual lleva, en periplo de ideas, al tema de la expoliación eléctrica y su rebelión secuenial. La rebelión de los usuarios tiene, insoslayablemente, raígón filosófico, ideológico y político --rebelarse es, en sí, confirmatorio de la condición de animal político del humano-- y nos avisa de un estallido social en ciernes.
Un usurpario --el gobierno-- de un bien patrimonial de la nación le vende a ésta el producto derivado de su propiedad. Y no sólo eso: le vende ese producto --electricidad-- a precios muy onerosos. Los usuarios se oponen al abuso delincuencial del poder político: primero la protesta organizada y, luego, si ésta no causa efectos, una huelga (llamada morosidad táctica) de pagos; al ser reprimida ésta, mayor ingobernabilidad.
Ese escenario prospectivo tiene un contexto general de desintegración del poder político, que urgido de recursos financieros exprime aun mas a la fuente cautiva de éstos. Ello intensificará el proceso desintegrador.

Glosario: Alemanismo: referencia al sexenio de Miguel Alemán Valdés, Presidente de México de 1946 a 1952.
Partido Revolucionario Institucional: ésta formación política sustenta la falacia de haber sido fundado por Plutarco Elías Calles, creador del Partido Nacional Revolucionario, inspirado en una filosofía de corte socializador. Lázaro Cárdenas cambió el nombre de ese PNR por el de la Revolución Mexicana, pero en realidad ésta fue otra entidad totalmente distinta. Alemán fundó al PRI sin identificación filosófica con el PNR y el PRM, pero como una supuesta "continuidad" revolucionaria. Ver: "Análisis teórico del PRI", libro de Mario Ezcurdia. Teleológica: relativo a la teleología. Doctrina de las causas finales o definitivas.


Libertad de Expresión, Proceso y Forum


"Pero lo más grave es que no se hará nada, absolutamente nada, para detener la descomposición".
Andrés Manuel López Obrador.

I
En el ágora ciberespacial millones de mexicanos debaten abiertamente noche y día asuntos de incumbencia ingente que son atañederos a aspectos centrales de la vera vida nacional.
Esos debates trascienden los confines de la banalidad y, allende esos ámbitos del recreo cibernético, el intercambio de ideas parece cincelar a golpe digital de teclados y "clicks" una opinión pública dinámica.
Y, por dinámica entenderíase imaginativa y, ergo, recursiva. Los asuntos que se debarten suelen ser, por lo general, sintomáticos del proceso de descomposición del poder político del Estado mexicano. Tómase nota que la tecnología portentosa de la Internet es usada por un grueso de cibernautas con fines vanos o de avieso oportunismo que confirmaría que estamos muy lejos aun de la utopía del hombre nuevo. La descomposición del poder político --panista en su vertiente ejecutiva; priísta, perredista y otros grupos de interés partidista en la legislativa; conservador inmovilista en la judicial-- es virulenta. Y tan virulenta es esa fase de desarrollo de la descomposición que exhibe indicios de desintegración, fenómeno que contagia a todos los demás elementos constitutivos del mismo Estado, incluyendo al social. Ello muéstrase cual verismo insoslayable. El poder político, en su corrosión interna y en sus relaciones con los demás elementos constitutivos del Estado, arrastra consigo territorio y soberanía.
II
Pero el atributo sobrecogedor --por aterrador-- de la desintegración del poder político del Estado es un aumento dramático de la vocación orgánica por suprimir libertades reprimiéndo sus manifestaciones. Libertades, albedríos, derechos, garantías a la volición individual y colectiva --societal, popular-- son reprimidas bajo guisa variopinta. Casos en punto: la libertad de expresión y las revistas Proceso y Forum.
La libertad de expresión, la entidad moral más dinámica de la comunicación social, es conculcada sistémicamente. Su constante violación ofrécesenos reptiliana: brutal, feroz, asesina. Criminógena. El ejercicio de la dialéctica de esa vocación represora de la libertad de expresión es, de modo implícito y concomitante, política de Estado, aunque no sea el poder político de éste quien la aplique directamente.
Tal parecen ser los casos consignados en la relación de agresiones a periodistas elaborada por Perla Gómez Gallardo, doctora en Derecho y catedrática en maestría en Periodismo y profesora en la UAM. Esa relación, que antojaríase inequívoca, se registra en un libro intitulado "Libertad de expresión. Revisión metodológica de las agresiones a periodistas en México", de la doctora Gómez. El libro, coeditado bajo los auspicios de la Fundación para la Libertad de Expresión, será presentado el 5 de agosto en el Club de Periodistas de México (Filomeno Mata 8, Centro Histórico, D. F.).
III
Señálese que la autora recibió mención honorífica por su tesis de doctorado "Revisión epistemológica de los alcances y límites de la libertad de expresión y del derecho de acceso a la información frente a los derechos de la personalidad tratándose de figuras públicas". Violar esos derechos va de agredir a periodistas a acosar empresas. Proceso y Forum sufren acoso judicial y extrajudicial severo del poder.
Proceso ha sido destinataria de demandas de figuras del poder de dudosísima vena moral como Marta María Sahagún de Fox y hasta acusada de complicidad con los cárteles del "narcotráfico". Más es la revista Forum, ejemplo de tenacidad de un grupo de acreditados periodistas encabezado por Eduardo Ibarra Aguirre, la que sufre un acoso del poder político rayano en asfixia; la quiere destruir.
Esa asfixia es publicitaria. Por ley, las publicaciones de interés general son vehículos de anuncios del Poder Ejecutivo del Estado, pero por fiat personal de Felipe Calderón la dispensa es selectiva.
Y el criterio parta discriminar es simplista: si una publicación critica el estilo de ejercer el poder del señor Calderón, castígasele retirándole o negándole anuncios. En el caso de Forum, ese castigo es extremo. El señor Calderón y sus epígonos no van en pos del castigo, sino de la censura extrema: la desaparición de la revista: segar las mieses del pensamiento político y cegar la fuente de orientación informada.
Glosario: Epistemológica: relativo o perteneciente a la epistemología. Doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico.
UAM: Universidad Autónoma Metropolitana, del D.

viernes, 31 de julio de 2009

el DEMÓCRATA Asimetrías Fausto Fernández Ponte

el DEMÓCRATA. Asimetrías

¿Desenlaces Inevitables?

Por Fausto Fernández Ponte


“El gobierno panista rehúye asumirse como gobierno”.
José Blanco.

I
Cada día, desde el primero de diciembre de 2006, ocho mil 200 mexicanos trasponen el umbral de la pobreza y se instalan en ella, contrario a su albedrío, forzadamente. A resultas, a la data de hoy el total es de unos seis millones aproximadamente.

El cálculo es dramáticamente espectacular por sí mismo, consignado en reciente pesquisa y estudio del Centro de Estudios de Finanzas Públicas, intitulado “La evolución de los precios de la canasta básica y su impacto en salarios y empleo”.

Tan sólo en lo que va del año, los precios de los alimentos han aumentado ¡135 por ciento! por encima de la inflación, lo que significa que si ésta, que es de casi el 6 por ciento, se suma a aquél incremento, el total es de casi 141 por ciento. ¡Qué terrible!

Esa cifra define también, por añadidura, lo que está ocurriendo en México: la desintegración del tejido socioeconómico y del andamiaje político-cultural de un país cuyo recurso natural más importante y estratégico, el humano, sufre desperdicio avieso.

Ese desperdicio antójase criminal, por antisocietal, si lo definimos como secuela de la comisión impune y cínica de delitos inequívocamente tipificados y moral y éticamente definidos en el marco filosófico, ideológico y político de la historia de México.

Es más, pudiérese decir sin incurrir en hipérbole que desde los paradigmas, parámetros y axiomas y hasta la pedagogía de la economía política y la teoría económica del capitalismo neoliberal prevaleciente aquí, es una aberración colosal.

Esos seis millones de nuevos pobres se han sumado a muchos otros millones de connacionales que antes de la fecha estaban ya insertos en un estado de pobreza histórico en gradación variopinta –que abarca la miseria— y viven en tal degradación.

II
Esa degradación equivale a un cautiverio con dialéctica propia. Los pobres de reciente cuño calderonista y los pobres constituidos durante los sexenios de Vicente Fox y su predecesor Ernesto Zedillo conjúntase con los pobres históricos de México.

Estos últimos son los de siempre, producidos por las formas de organización económica desde 1946, en el alemanismo coincidente con la fundación vera del Partido Revolucionario Institucional y, luego, en 1982, tras cambiar de piel, el neoliberalismo.

El neoliberalismo fue abrazado unilateralmente en ese año, sin consulta con la ciudadanía y ante el entusiasmo de la oligarquía de ese entonces, mutando por fiat presidencial una economía laxamente considerada mixta por la actual, la salvaje.

Hace 27 años, el Presidente de la República –Miguel de la Madrid, de tristísima memoria y humillante servilismo ante el maximato político del salinismo que se vive en México--, se gestó ésta fase ocurrente, muy aguda, de la debacle de hoy.

La debacle es sufrida por todos los mexicanos, en particular 1) los depauperados históricos, 2) los devenidos de los sexenios zedillista y foxista, y 3) los recién arribados a tal situación por la cortedad de miras y brevedad intelectual de Felipe Calderón.

Ese denso conglomerado de mexicanos sumarían, según el maquillaje gubernamental, unos 60 millones de personas, pero cifras más confiables (como las exhibidas por Julio Boltvinik) acusam verismo: unos 80 millones viven en pobreza.

¿Qué nos indica ello? Mucho. No se requiere de conocimientos académicos, sino únicamente elementales, para discernir la magnitud y atributos monstruosos de ese hecho insoslayable: La cifra mueve a espeluzno. Es, por sí, un vector de terror.

III

Terror económico, cuya naturaleza yacente no es ajena al político. En un país como México, de unos 107 millones (110, según la prospectiva) de habitantes, en donde 80 millonee de éstos viven en pobreza y en miseria, el potencial de inestabilidad es enorme.

Toda inestabilidad tiene fuerzas internas que interactúan –en lo que es una de las definiciones de la dialéctica-- y su tránsito a la ingobernabilidad es, si desatendida, casi simultánea. Inestabilidad e ingobernabilidad se entreveran y traslapan.

Y ya estamos en la ingobernabilidad plena, imparable, en ruta hacia un destino de desintegración del poder político del Estado mexicano y, por contagio, de éste mismo. La pobreza es un indicador de tal desintegración; la ingobernabilidad, otro.

En México ejercen poderes fácticos los siguientes:

Uno, las las organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, que incluso realizan obra pública y proveen sociales, tal como lo denunció una funcionaria del gobierno del Estado de Veracruz, Nohemí Quirasco.

Otro, el que se representa en el maximato político-económico del exPresidente Carlos Salinas, cuya influencia trasciende los confines del PRI y se advierte en los de los partidos (de) Acción Nacional y de la Revolución Democrática y otras facciones.

Y un tercero, el que se configura con el llamado Gobierno Legítimo de México, que preside Andrés Manuel López Obrador , sustentado sobre una base documentada, debidamente afiliada, de millones de militantes del Movimiento de Resistencia Civil.

Otro más, los gobernadores de algunos Estados que, sin adhesión de ninguna especie ni clase al titular del Pacto Federal --el señor Calderón-- son sátrapas feudales y de horca y cuchillo, en alianza tácita o actual con los cárteles del “narcotráfico”.

Uno más: el zapatismo indígena y sus variantes en Chiapas y algunos de los 31 Estados Unidos Mexicanos, en donde existen municipios autónomos –juntas de buen gobierno o “caracoles”—que instrumentan valores de una democracia verdadera.

Otro adicional: la violencia generalizada en el país, a la cual se suma su propia atmósfera y cultura; una y otra pernean la dermis societal y produce condiciones propicias para desenlaces de caos. Ello anticipa desenlaces predecibles:

Por un lado, el establecimiento de una megadictadura militar sin precedente en la historia de México.

Por otro, la radicalización de las fuerzas de la oposición política real, ajena a los partidos políticos, de raíz social cuasi revolucionaria.

Y un tercer lado, una combinación de ambas.

Mientras, la desintegración del poder político nos llevará a 2012 y más allá, en una vorágine de anarquía, vacío de poder formal y aumento del fáctico, golpes de Estado no castrenses, balcanización que tal vez despierte una conciencia revolucionaria general.
Glosario:
Boltvinik, Julio (1944-): economista por la UNAM, con doctorados en Inglaterra y México, académico y político. Autor de libros especializados en el tema de la pobreza: “Índice de progreso social” y “Pobreza y distribución del ingreso en México”. Inventor de metodologías científicas para medir la pobreza.
Fiat: decreto, orden indiscutible.


Asimetrías
Otro Síntoma Ominoso
Fausto Fernández Ponte

"México es el país de los jóvenes, pero ¿cómo será ese país si los jóvenes son las víctimas principales de la desintegración del Estado?Pedro Jesus Toledo.

I
La interrogante del caro leyente Toledo --quien informa leernos desde Chihuahua en Diario Libertad-- es conturbadora. Todos los mexicanos, tengamos conciencia de ello o no, padecemos las secuelas de la imparable desintegración del poder político del Estado mexicano que, eventualmente, causaría, a su vez, el desmoronamiento mismo de éste. Aclárese que por Estado entendemos al país entero y sus elementos constitutivos --el pueblo, el poder político, el territorio y, desde luego, la soberanía tan preciada hoy precarísima-- y no únicamente al andamiaje institucional burocrático de gobierno que posibilita ejercer la potestad de monopolizar legalmente la coacción y la coerción. La crisis deviene de ese proceso desintegrador iniciado hace casi tres dècadas, pero intensficado y acelerado no sin dramatismo en los sexenios del priísmo protopanista (el de Ernesto Zedillo) y el panismo propiamente de Vicente Fox y Felipe Calderón y afecta a todos los mexicanos, pero en particular a la infancia, adolenscencia y adultez joven. Cierto. El fenómeno de desintegración del poder político del Estado federal y, por consecuencia, de los 31 Estados federados y las crisis concomitantes, simultáneas y concurrentes se ha traducido en una erosión de expectativas generales en los mexicanos y, desde luego, en el adelgazamiento de la esperanza societal, sobre todo en la juventud. Esa juventud --no olvidemos que la media nacional es de 27 años de edad-- abarcaría, mediante el empleo de ciertos parámetros demográficos utilizados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, a un grueso poblacional que va desde el primer día de nacido hasta los 40 años, que, según un añejo proverbio francés, es la vejez de la juventud. De la definición taxonómica de la juventud deviene el promedio aquí elucidado. Ese grueso poblacional es, como diría Rubén Darío, un divino tesoro. Un tesoro que, como también lo describió el gran poeta nicaragüense, se va para no volver. Es, pues, un activo perecedero y finito, aunque posee el atributo de la renovación. Recurso renovable.
II
Más para el caso del tema de la entrega de hoy, identifiquemos a los jóvenes con arreglo a otros paradigmas, aquellos que establecen que alguien es considerado joven a los 30 ó incluso a los de 35 años de edad. Por la media nacional disciérnese que éste es un país de jóvenes y ello lo sitúa como uno muy rico en el recurso más importante y, ergo, estratégico. Si bien ese recurso acusa esa peculiaridad de vital --es la garantía de la trascendencia demográfica, el futuro inmediato y mediato, de México-- el poder político del Estado federal y los 31 Estados federados ha desestimado, por los motivos que hubiesen sido, el desarrollo de dicho activo fundamental. Deficiencias de origen en el desarrollo humano. La consecuencia es dramática: el promedio de escolaridad de la población de México es el cuarto grado de educación primaria y del quinto grado en el conjunto demogràfico considerado joven. Por ello, en los jóvenes mexicanos no se advierte la existencia de contentamiento alguno, sino lo opuesto: hay resentimiento. Millones de jóvenes carecen tal vez de conciencia de las causales de ese resentimiento o, incluso, de que estén resentidos, pues su registro vivencial limitado por su misma edad, su escolaridad cercenada y el contexto general dentro del cual interactúan social y culturalmente, en lo anìmico y existencial y sólo asumen sus efectos: la estratificación y la enajenación. Atrapados por las garras afiladas de la estructura y las zarpas cortantes de la superestructura de la sociedad, la juventud mexicana tiene escasas vías de escape y espitas por las cuales liberar sus energías subsumidas por la estratificación económica, política, social y cultural y la enajenación existencial e incluso la frustración esperiencial. La estratificación le impide la movilidad social. La enanejación lo disocia del esfuerzo personal o colectivo --societal-- y lo induce a estados de ánimo colectivos escapistas, lo cual explicaría el creciente consumo de estupafeacientes y psicotrópicos, cuyo tráfico comercial es un quehacer altamente organizado y, culturalmente heroico.
III
Así, la juventud registra, discierne, identifica y asimila ese tráfico como una protesta al statu quo que lo oprime, sepa o no si esa es la causa real de su opresión. Sumarse al "narcotráfico" --como vendedor, sicario o lo que sea-- es por añadidura fontana de aventura, excitación, desafío, protesta, búsqueda y afirmación de identidad y de un "lugar" en el universo inmediato. Es posible que por esos motivo, la inmensa mayoría (un 90 por ciento) de los 60 mil y pico "narcos" que el Presidente de Facto Felipe Calderón presume haber encarcelado en los 30 meses que va de su sexenio esté conformada por jóvenes. Según estadísticas confiables, el promedio de edad de la población carcelaria es igual al nacional: 27 años. No sorprendería descubrir (o confirmar) que los sicarios de las organizaciones dedicadas al "narcotráfico" tienen, en promedio, esa misma edad, a lo que añadiríase otro componente importante, el de una media baja de escolaridad. Otros vectores aúnan a ese fenómeno aquì identificado: hogares fracturados de hecho, exaltación sistémica de valores antisociales, etcétera.
Los valores antisociales no sólo se fomentan en el hogar, fracturado o no (el 41 por ciento del total de familias tiene por cabeza a la mujer), sino también en la escuela y el ámbito socio-cultural y, acusadamente, en la escala emulativa, muy degradada, de los prohombres (y promujeres) del modelo economico, político y de la cultura. Ganar y prevalecer con trampa. A como dé lugar.
Por ello, para millones de jóvenes mexicanos los héroes a quienes emular son o imaginarios --síntoma de escapismo patológico virulento incluso-- o notorios por su s conductas o quehacer antisociales, abanderados de filosofías de violencia, de alevosías y ventajas --de agandalle-- o protagonistas de aventuras extremas y ganadores de mucho dinero fácil.
El fenómeno no parece detenerse en su crecimiento en las fronteras entre clases sociales. Los jóvenes de familias pudientes --los menos, en el gran universo demográfico mexicano-- exhiben también la peculiaridad de estratificación y enajenación, aunque con estilos distintos a los de otro origen, además de que por causas obvias son numéricamente menos.
Glosario: Enajenación: desde el punto de vista de la sociología, relación entre personas que se expresa en una relación entre cosas. Es básicamente un fenómeno ubicado al nivel de la conciencia que aparece por efectos de determinadas circunstancias y mecanismos económico. Es sobre todo una pérdida de conciencia que aparece en el momento en que en la sociedad se crean formas de explotación del hombre por el hombre y, así, la sociedad pierde por causas sociales unaporción del producto de su trabajo.
Estratificación: dividir en estratos o capas inmutables.
Estructura: conjunto de relaciones internas y estables que articulan los diferentes elementos de una totalidad concreta (un pueblo, un grupo social, un organismo, etcétera). Superestructura: conjunto de instituciones cuya función es la de cohesionar a la sociedad y a la cultura en torno a la base económica y de asegurar la reproducción de ésta última aun a costa de los intereses sociales.

el DEMÓCRATA. Fausto Fernández Ponte Agencia Mexicana de Información

Asimetrías

El Narco, ¿Cogobierno de Facto?

“Se están creando grandes contingentes con hambre que son presas rápidas de la delincuencia”.
Nohemí Quirasco,
Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Veracruz.


I

El epígrafe de la entrega de hoy es autorçia de una funcionaria del gobierno del Estado de Veracruz que no se caracteriza precisamente ni mucho menos distingue por su cosmovisión progresista ni por su nervio social. Lo opuesto.

Doña Nohemí ha destacado por su adhesión a la cultura del chambismo sexenal que definen al priísmo y también al panismo y, no se diga, al perredismo (sea éste chuchista o no) y de los partiditos-negocio que nos plagan. abundan.

Por supuesto, tómase nota aquí de la respetabilidad de la propia señora Quirasco y sus opiniones, independientemente de sus motivaciones ideológicas y políticas coyunturales y su enteco léxico, pues le dá martillazo certero al proverbial clavo. Tiene razón.

Véase, si no, lo que sigue:

1) Las organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de psicotrópicos y estupefacientes –coloquialmente englobadas en el vocablo “narcotráfico” o el apócope “narco”— es el principal empleador de mano de obra del país.

2) Y a más de crear empleos existentes al margen de la ley, también satisface ciertas exigencias y expectativas sociales: ser “narco” tiene, en determinados estratos societales, un aura de aventura, heroísmo, desafío, valentía.

3) Ello explicaría el insoslayable verismo de que los cárteles del “narcotráfico” y el oficio concomitante (el de “narco”) se han situado con aura y “glamour” incluso épicos, pese a su execrabilidad antisocial, en el imaginario popular.

II

También explicaría, a la luz de la sociología y la psicología social e incluso la economía política y hasta la filosofía --disciplinas científicas muy acreditadas-- un hecho objetivamente discernido: el apoyo popular al “narco”.

Véase mas:

4) Ese apoyo popular tiene raigambre genealógica que indagaciones más profundas e interdisciplinarias podrían decodificar. El corrido –género musical progenie del juglarismo cual historia oral-- describen personajes y sucediditos.

4) Admítase que en en la lírica del corrido se entreveran narraciones con juicios de valor, en la exaltación no siempre hiperbólica de individuos y sus avatares. El folclore es cultura si a ésta se le tiene por acervo colectivo.

5) Y el corrido, aunque prohibida su difusión radiada o televisada en su vertiente temática del “narco”, continúa siendo expresión genuina del sentir y el parecer populares. Desde ese prisma se le vería cual registro histórico fiel.

6) Más volvamos a la miga de la entrega de hoy: explorar la psique colectiva del mexicano para discernir el por qué de sus conductas. La admiración, simpatía e incluso apoyo social al “narco” no es fortuita. Tampoco gratuita.

7) Podría ser identidad: el mero Presidente de Facto, Felipe Calderón (espurio para millones de mexicanos, investido amén de madrugada en Los Pinos y entrado por atrás al Congreso de la Unión) habló de la base social del “narco”.

8) El reconocimiento de don Felipe, si bien pudo tener por móvil la frustración (y un subconsciente delator por añadidura, que denotaría desprecio por el pueblo), aclararçia el fenómeno de esa simpatía popular por el “narco”.

9) Más la clave mayor, pensaríase, bien pudiere ser una ocurrencia vera y muy documentada y verificada que la “ombudsman” veracruzana –doña Nohemí— desglosó: el “narco” hace obra pública.

III

Cierto, el señor Calderón, al hablar públicamente acerca de la base social del “narco”, estaría informado por Ejército o el aparato de espionaje civil que el “narco” hace caminos y escuelas --obra pública en general— y asistencia solidaria.

Don Felipe seguramente sabría que a consecuencia de ello, la voluntad política de muchas autoridades constituidas, desde gobernadores hasta alcaldes y agentes municipales (y jefes de manzana) está adherida al “narco” por ese mucílago.

Aquçi adviértese que el mucílago no es sólo el que representa la simpatía. No. Identifícase también una empatía; a ésta podríasele definir como idenitifcación mental y afectiva, colectivamente. El pueblo no ve al “narco” como enemigo.

Ello se vió en Michoacán en las últimas semanas. Pero se ha visto también en muchos más de los 31 Estados Unidos Mexicanos --Veracruz incluido, según la señora Quirasco— y se ve y seguiremos viendo cómo se extiende el fenómeno.

Ello indicaría conclusivamente que el “narco” –cárteles y sus operadores—gobierna en absoluto en vastas regiones del país y, por ello, cogobiernacon el poder político panista, priísta y perredista del Estado mexicano.

Hay, pues, un cogobierno en México, con todas sus implicaciones y secuelas sintomáticas, que coincide no en lo moral ni operativo con el movimiento de resistencia civil, el del “Gobierno Legítimo” de Andrés Manuel López Obrador.

Cogobierno de facto, como el del señor Calderón, pero que a diferencia de éste el del “narco” sí realiza obra pública, crea empleos –tan sólo el tráfico ocupa, sábese, a medio millón— adicionales en más de la mitad del territorio nacional.

El “narco” hasta tiene policías; opera, además, los servicios públicos. Pero su estilo es el de la subrogación. No despachan los “narcos” –capos y sus operadores— en oficinas de gobierno. No. Subrogan esa tarea mediante un poder coactivo indiscutible.

He allí el origen de la simpatía popular –la base social aludida por don Felipe—del “narco”. Más a ese origen concurre otro vector de inequívoco efecto: el promedio de edad de los sicarios de los cárteles es de 27 años, la media nacional.

Eso nos dice algo. Nos dice, v. gr., que el poder político panista, priísta, perredista “et al” del Estado mexicano no ha sabido ni podido (ni querido) servirle a su mandante, el pueblo. Visto así, el “narco” es el menor de los peligros.

Glosario:
Et al: latín, por “y todos los demás” o “y el resto”.
Por políitico del Estado: uno de los elementos constitutivos de éste, representado en el caso mexicano por los Poderes de la Unión en todos sus niveles e instancias. Los otros elementos constitutivos del Estado son el pueblo, que es el principal y más importante; el territorio, la soberanía, etcétera. Otra teoría del Estado muy extendida identifica al poder político como representante de una clase o estratos sociales dominantes o incluso una mafia, al servicio de intereses propios o de una oligarquía. Para algunos politólogos eminentes y políticos de nota tal es el caso en México.
V. gr.: latín, en lugar de “por ejemplo”.

jueves, 23 de julio de 2009

Asimetrías

Asimetrías ¿Hacia la Desintegración? el DEMÓCRATA. Columnas. Por Fausto Fernández Ponte


“Los mexicanos sabemos que la solución a la crisis es desechar el actual modelo de desarrollo y crear uno nuevo, pero tenemos miedo
de hacerlo y deseamos que otros lo hagan por nosotros”.
José Juan Marín Leonés.


I
La descomposición del poder político del Estado mexicano e incluso de otros de sus elementos constitutivos, como el mismísimo pueblo –el más importante de todos--, la soberanía y el territorio son parte de nuestra realidad cotidiana. El final es previsible.
Podríase decir sin incurrir en hipérbole que todos los mexicanos padecen esa realidad cotidiana en gradación variopinta. Los ricos, por ser ricos. Y los pobres –80 millones de ellos-- precisamente por su carencia de un colchón atenuante del golpeteo.
Éste golpeteo es brutal. Y su brutalidad define su naturaleza, la dialéctica de ésta –las interacciones y contradicciones de sus componentes—, sus desenlaces sincréticos y sus secuelas. La consecuencia mayor de ese golpeteo es la incertidumbre social.
Esa incertidumbre social deviene en erosión de la esperanza. Pero los mexicanos buscamos soluciones que no impliquen transformación de fondo –estructural y superestructural— y, recursivos a ultranza e imaginativo, incurrimos en antiheroísmos.
Bajo esa actitud colectiva, damos paridad a dos valores antipodales –opuestos—como son los de resistir (“el pueblo mexicano es muy aguantador”, presumimos) y buscar alternativas que no impliquen rupturismos. Nos adaptamos. O emigramos.
Tal es nuestra idiosincrasia. Inclusive, la lucha política tiene en esa vena idiosincrasica la noción de “resistencia”. El movimiento de masas que abandera Andrés Manuel López Obrador tiene un pendón denominador: “resistencia civil pacífica”.
Aguantar, pues. Resistir el embate de un virus celular, molecular, protoplásmica, de un Estado --México-- devenida de un falso patriotismo mercantilista y, ergo, traidor, el del hampa de la política cuya ideología no se inspira en el pueblo ni se nutre de éste.

II
La ideología de ese hampa de la política es antisocial. Tiene inspiración conservadora que, según la historia de México, siempre ha sido opuesta al interés del pueblo. Benito Juárez no ha tenido estafetarios veros desde que Porfirio Díaz tomó el poder en 1876.
Esos pseudo-estafetarios del juarismo son virtuosos de la simulación. Se simula el ejercicio social del poder para disfrazar su práctica antisocial. Las simientes de la crisis actual fueron plantadas ha mucho, en 1917, al promulgarse la Carta Magna.
La Constitución no creó una economía pro-social, sino una mixtura con pátinas prosocializantes, para preservar intacta la concepción subcapitalista-mercantilista del Estado que, a contrapelo de la experiencia histórica, deviene en simulación.
Se simula un Estado laico. Se simula un Estado social –que no socialista--. Y se simula un Estado con contrapesos democráticos supuestos, que en realidad no existen. Para disfrazar depredaciones y saqueos oligárquicos y una plutocracia impune y cínica.
Se simula para ocultar la descomposición que, como bien sabríase con certeza, es general, con acentos agudos en ciertos aspectos particulares. A esa descomposición rampante la registramos e identificamos como la crisis, como proceso de destrucción.
Aclárese a fuer de puntillosidad precisoria que al referirnos al Estado mexicano aludimos a sus sinónimos: México, el país, la nación, la totalidad, el todo. El vocablo Estado es epiceno. Es, sin eufemismo, exacto. El Estado mexicano es México.
Así, la crisis --es decir, la descomposición— del Estado mexicano o de México implica su desintegración y su sustitución morfológica a raíz de ese proceso de cambio de más a menos de sus componentes orgánicos. A la vista ya, la desintegración.

III
Hace un par de días, Manlio Fabio Beltrones, un político de lo más avezado en el contexto de las relaciones internas de lo que conocemos y comprendemos como “el sistema”, identificó un peligro real al Estado mexicano, a México: la balcanización.
Y otro político igualmente avezado en ese mismo contexto del “sistema”, Marcelo Ebrard, surgido, como el señor Beltrones, del mismo crisol priísta –el único que conocemos los mexicanos desde 1946-- alertó: México está al borde del precipicio.
Otros políticos menos notorios --legisladores del PRI y PRD— pero también representativos del “sistema”, hablan del imperativo imposponible de que la vertiente ejecutiva, calderonista, del poder político del Estado “dé un golpe de timón”.
Don Marcelo y don Manlio –a quienes seguramente la tentación presidencial llevará a escenarios con más reflectores en 2012-- y los diputados priístas y perredistas de la inútil LX Legislatura trajeron a primer plano de atención vocablos de la ciencia política:
Balcanización, modelo económico y golpe de timón son expresiones que denotan experiencias históricas. Balcanizar es dividir un territorio en pequeños Estados. Golpe de timón, expresión marinera, significa dar a la nave un cambio brusco de dirección.
El señor Ebrard, quien es el jefe de gobierno del Distrito Federal, planteó la exigencia imperativa cde crear otro modelo económico, aunque no dio luces acerca de sus características deseables, pues éstas parecen obvias: las de servir al interés colectivo.
Esto nos lleva al tema de cómo enfrentar y superar la debacle –el desastre—que nos estruja y despulpa y, paradójicamente, mantiene paralizados y hasta anestesiados al grueso mayoritario de los mexicanos, a la espera de soluciones providenciales.
Pero la Providencia –cuyos adherentes consideran divina-- no es ni ha sido oidora ni veedora. Los personeros del poder político del Estado citados sienten el peligro. Les preocupa el país, pero sobre todo su suerte personal. No tendrán país qué gobernar.

Asimetrías

Esos 12 Millones 714 mil 881 Votos...
Fausto Fernández Ponte

"Cuando el dinosaurio despertó, todavía estaba allí".
Tito Monterroso.

I
El desenlace electoral reciente --hace apenas 10 días-- ha cincelado la percepción en la cúpula del PRI y sus nuevos 237 diputados de que obtuvieron nmandato popular. Esa percepción es, desde luego, sofista, pues un mandato popular se define, según la terminología técnica electoral, en una mayoría de votantes empadronados. No fue ese el caso el 5 de julio. Ello conforma un verismo insoslayable. Los 12 millones 714 mil 881 ciudadanos que votaron por los candidatos del PRI representan únicamente el 36.76 por ciento del total de quienes sí sufragaron. Y ese total de quienes sufragaron representan el 44.81 de otro tiotal macrcósmico,mayor, el de los ciudadanos empadronados, que son casi 78 millones. Es obvio que quienes votaron son una minoría. La mayoría --55.19 por ciento-- se abstuvo de acudir a las urnas por las razones que fuesen y hubiesen sido, idiosincrásicas, tácticas o estratégicas e incluso propias de la cultura política. La voluntad de esos 12 millones 714 mil 881 votantes es por principio y definición respetabilísima y digna, independientemente de cuales hayan sido sus motivaciones a favor del PRI. Pero no es un mandato.
II
En llas reglas del propio Instituto Federal Electoral e incluso en la rosa de los vientos y la brújula por las que se guían los magistrados del Tribunal Electoral, se definen bien al mandato. Los paradigmas definitorios protoplásmicos de un mandato son, según la ciencia política y la práctica jurídico-electoral, una votación mayor respecto a) del padrón, y b) superioridad numérica absoluta. En el caso, el abstencionismo --ese 55.19 por ciento que ronda al sistema político -- define precisamente al proceso electoral mismo como expresión nuclear de la muy entrecomillada democracia mexicana.
El abstencionismo es, dicho con apego estricto a los paradigmas de la ética política, muy respetable. Abstenerse de votar es, también, un derecho constitucional. Votar o no es un ejercicio de albedrío. Y configura, señálese, un derecho incontrovertible: el derecho a tener derechos, los del albedrío, consagrados incluso en casi todas las cartas magnas del mundo y, definitivamente, en nuestra propia Constitución. Por añadidura, votar debe ser una figura jurídica efectiva, más no efectista y de simulación --como es demostrada e históricamente el caso en México--, pues es una una entelequia hologramáfica. Es y no es.
III
Es y no es: ello antójase indisputable como componente del contexto de la realidad sociopolítica de México. Es un trasgo en concubio solitario, sin contrapartes; éstas serían otras figuras jurídicas concomitantes. Y una de esas figuras concomitantes es la revocación de la investidura de alguien elegido. Sin revocación de mandatos, el ejercicio de votar es, como ya se dijo, sólo efectista, un sombrerazo, pues.
Un sombrerazo para "apantallar", como diríase coloquialmente. Para simular ante los propios mexicanos y también al mundo la existencia de una sólida y rutilante "democracia" mexicana.
Pero ese 55.19 por ciento de abstencionistas demuestra que éstos no creen en la efectividad cacareada de la figura jurídica de la elección sin contrapartes constitutivas que le quiten las comillas a la "democracia". Más no es eso todo. Lo que cancela al supuesto atributo democrático del sistema político es asaz antidemocrático: sólo los partidos políticos pueden postular candidfatos. Postulan, además, por "dedazo".
La mayoría priísta en la naciente LXI Legislatura no tiene, pues, un mandato (aun con los 22 diputados del "Verde" y los 28 "Chucos" del PRD, con los que sumaría 287) para justificar su triunfalismo. Ese triunfalismo despide un tufo de arrogancia, sobernia, vanagloria, autoritarismo y nos vaticina que en la Cámara de Diputados trabajarán por su agenda, no por la agenda de los mexicanos-


Volver a la Realidad

Fausto Fernández Ponte

A Marco Antonio Castellanos, en homenaje póstumo aor su ejemplaridad personal y profesional (como médico) e integridad como político.
Rara avis.

I
Decíase aquí, que la secuela del muy previsible desenlace de la elección federal del pasado 5 de julio no es motivo de júbilo, sino de mayor preocupación. ¿Por qué? Por lo siguiente:
1) Ninguno de los 259 nuevos diputados del PRI y "Verde", que postularon candidatos en alianza y serán mayoría en la LXI Legislatura, formuló propuestas para superar los problemas de fondo que nos acucian.
2) Ninguno, de hecho, reconoció la existencia de la crisis económica, política, social, cultural y de valores y sí, en cambio, preconizó la continuidad de las prácticas de la simulación en el ejercicio del poder.
3) Ninguno de esos candidatos priístas y "verduleros" --que serán investidos legisladores a partir del primer día de septiembre-- fue poostulado democráticamente, sino por "dedazo".
4) Ninguno de los candidatos de esos partidos aludió públicamente al contexto de excepción en el cual se desarrolló y culminó el proceso electoral y cuyas manifestaciones indican la existencia de otra crisis.
¿Y cuál es esa otra crisis inédita? La que deviene de la percepción ciudadana de que la forma de organización económicda, política e incluso social prevaleciente --es decir, el "sistema"-- ya caducó.
Caducado, ese sistema --o "modelo"-- es inviable, a la luz de los resultados de la aplicación política de los paradigmas de su filosofía, su ideología y su estilo plutocrático y oligárquico de ejercer el poder.
II
Esos resultados, si discernidos a cabalidad objetiva, son dramáticamente espectaculares: desempleo, inflación, mayor pobreza y miseria; ello emblemartiza una realidad de enorme desigualdad y profunda y extensa injusticia.
A esa realidad concurre el estilo inicuo de ejercer las potestades propias del poder político del Estado, que en el colmo de la aberración --perversidaed premeditada e intencional-- trastoca funciones.
Ese estilo nos descorre los velos que en vano tratan de ocultar un verismo insoslayable: el poder político se ha apropiado unilateralmente --ajeno a las formas de la democracia-- de ser mandante y no mandatario. ¡Qué ironía: el mandatario ururpa y manda al mandante! Ello antójase obvio a no pocos ciudadanos conscientes de la realidad y de los componentes y vectores causativos de ésta y la interacción de unos y otros, y sus efectos, a éstas alturas, trágicos. La tragedia mexicana tiene esos componentes: impunidad, que deviene en cinismo --o cínica alegria, cabría decir, como el homicidio de 48 niños en Sonora-- - en conductas corruptas en el ejercicio del poder político. O del poder, a secas. Pero es el poder político, como elemento constitutivo del Estado, el que debe subordinarse al elemento constitutivo más importante, el pueblo, fuese cual fuere su definición.
El pueblo es, según la teoría de Estado, el mandante, y el poder político --en el caso, los Poderes de la Unión-- el mandatario, el que obedece los mandatos de aquél, dados al travfés de la ciudadanía. Esa ciudadanía debe ser --es, en teoría-- plenaria y plenipotenciaria en términos reales. Esos vocablos, plenaria y plenipotenciaria, son axiales para comprender el desenlace comicial.
III
¿Cuál es la condición de plenaria y plenipoptenciaria? La de votar sin coacciones ni coerciones ni inducimientos, en un entorno ordinario, normal, que no existe hoy en México: éste es un país en guerra. Y la guerra, nominal y oficialmente descrita como acciones contra la entelequia "crimen organizado", es en realidad una campaña bélica del poder político panista-priísta del Estado contra la ciudadanía.
En esa guerra contra la ciudadanía se utiliza la herramienta de las Fuerzas Armadas, militares y civiles-militarizadas, en un estado de excepción no sólo inconstitucional, sino también anticonstitucional. Quienes votaron --el 44.81 por ciento del padrón-- no conforman en ningún sentido moral, ético, jurídico o numérico una representativiedad plenaria y plenipotenciaria de la ciudadanía ni de la población.
La razón es simple: el PRI recuperó una clientela tránsfuga, no necesariamente "dura", que en gran medida se había ido, en 2006, al PAN (y que se sumó a un decreciente "voto duro") y a Convergencia, que ahora perdió 12 curules. Con tal minoría electoral, los personeros priístas del poder político conformarán la Cámara de Diputados. Ese 44.81 por ciento del padrón aun cree en el sistema y no abreva en la esperanza de reformas ni de cambios, sino por el statu quo plúmbeo. Más de lo mismo. Hasta 2012.

domingo, 12 de julio de 2009

Asimetrías

Asimetrías
La Secuela del Voto
Por Fausto Fernández Ponte

"¿Cuántos votamos? Pocos. Pero los suficientes para que 500 políticos justifiquen su parasitismo chupasangre a costa de 110 millones de mexicanos".
Gonzalo Soto Vergel.
I Tras una inesperada e inevitable reclusión médico-hospitalaria en el extranjero, este escribidor debe a sus caros leyentes un ofrecimiento de disculpa, pues no fue posible sortear juntos los escollos interpretativos devenidos de la recreación del paisaje político-partidista (no más) devenido del proceso electoral del 5 de julio pasado. Nunca, empero, es tarde para entrar en esta materia.
Y la materia es recogida con exactitud en el epígrafe de la entrega de hoy por el caro leyente Soto Vergel, quien informa leernos en el diario Imagen, que se publica en la ciudad portuaria de Veracruz, y por el no menos caro leyente Jesús Eduardo Rabel, quien dícenos leer estos pergeños en el cotidiano El Mexicano, de Tijuana, B. C. A los leyentes Soto Vergel y Rabel se adhiere la igualmente cara lectora Carlina Figueroa Migueles, quien --informa-- léenos en Ecatepec de Morelos, Estado de México. Don Jesús Eduardo y doña Carlina coinciden con don Gonzalo.
"Ya sabíamos que ganaría el PRI", afirma ella. "Pero el PRI no es distinto del PAN, excepto en la forma, pues en el fondo sólo sirve a la élite que saquea a México". El leyente Rabel, por su parte, escribe: "El PRI conformó desde su fundación, en 1946 (al adoptar su denominación actual, de Revolucionario Institucional, se distanció filosófica e ideológicamente de sus predecesores históricos el de la Revolución Mexicana, cardenista, y el Nacional Revolucionario, callista) la celebrada práctica política de la simulación, adoptada hoy por el PAN y el PRD".
II Añade: "Se simula (la existencia de) una democracia. Se simula que hay justicia social, jurídica, económica y justicia a secas en todos sentidos, e incluso se simula que es por el bien de México y los mexicanos saquear al país, endeudar brutalmente a los mexicanos y sus descendientes hasta la del 2050 o más allá; se simulan (...) la opresión bajo la que vivimos (...) se simulan libertades que no tenemos". Una exégesis temprana --y, por ello, obvia-- del desenlace de la elección del 5 de julio pasado realizada para renovar la Cámara de Diputados, provee de elementos y componentes constitutivos de ciertos escenarios prospectivos --hasta el 2012-- posibles de reconfiguración reconstructiva del sistema político de antañona y supuesta infalibilidad.
Aclárese precisoriamente antes de proseguir con el tema que esa reconfiguración reconstructiva (cirugía plástica) no será, por razones cinceladas pedagógicamente por la experiencia histórica, de naturaleza estructural y superestructural --de fondo--, sino únicamente cosmética, de atuendo e incluso de lenguaje. El PRI, mayoría en la Cámara Baja y aliado al palero "verde", sólo hará cambios "para no cambiar" (Salinas dixit). Y de eso se trata: de simular cambios. Realizar cambios aparentes precisamente para no cambiar el sistema polítrico mexicano, fortalecerlo otra vez, aunque con una diferencia: mecanismos de control social establecidos por el PAN --como las reformas judiciales aprobadas por la Legislatura saliente, la LX, con el unánmime apoyo priísta-- para que el hampa (la mafia) de la política continúe su alegre y cínico, por impune, saqueo.
III Algunos de esos escenarios prospectivos posibles podrían caracterizarse bajo las modalidades siguientes:
1) La polarización política de las vertientes partidistas del poder político del Estado, ya que el PRI dominaría en la Cámara de Diputados, erigiéndose en contraparte --e incluso contra peso-- no sólo del Senado, sino del propio titular del Poder Ejecutivo, Felipe Calderón.
2) Como contrapeso potencial de ambos (Senado y Ejecutivo), el PRI privilegiará los intereses que representa, que abandera y que defiende que son, por definición, opuestos a los de la ciudadanía constitucionalmente plenaria que lo hizo ya mayoría en la LXI Legislatura.
3) Ello anticipa una lucha político-partidista entre el PRI y el PAN que podría traducirse, secuencialmente, en un entorno general nutrido por agentes de inestabilidad y vectores de ingobernabilidad y, ergo, mayor incertidumbre. Los que votaron --una minoría--, lo hicieron presumiblemente por a) aun creen en el sistema y b) buscan certidumbre.
4) En ese contexto, no sería sorprendente que la bancada priísta en la Cámara de Diputados iniciara acciones jurídico-legislativas reformistas, como las de revocación de mandato, con el único fin de presionar al señor Calderón bajo la amenaza de llevarlo a juicio político u obligarlo a renunciar o someterse a las exigencias partidistas del priísmo.
5) Si se realiza una reforma conducente a revocación del mandato, que es una propuesta de Manlio Fabio Beltrones enunciada hace unas semanas en San Luis Potosí, el fin perseguido no sería el de avanzar hacia la democracia, sino sólo para amenazar a don Felipe con la proverbial espada de Damocles.
6) El PRI posiciona, con su nueva mayoría en la Cámara de Diputados, a ciertos políticos locales cuya meta es la de producir candidatos a gubernaturas. Existen, desde luego, otros escenarios prospectivos posibles como secuela del desenlace electoral realizado la semana pasada para renovar la Cámara de Diputados. Pero ese tema será abordado aquí en entrega próxima.
Glosario: Callismo: Referente a Plutarco Elías Calles, fundador del PNR. Cardenismo: Relativo o referente a Lázaro Cárdenas del Río, fundador del PRM. Dixit: Relativo a, alusivo a, reminiscente a. Infalibilidad: De Infalible. Pergeños: Escritos, textos, trazas, disposición.

martes, 9 de junio de 2009

Revocar la libertad de José Antonio Zorrilla Pérez, autor intelectual del homicidio de don Manuel Buendía


Fundación Manuel Buendía y más de 300 firmantes exigimos revocar la libertad del asesino intelectual de Manuel Buendía

sábado, 30 de mayo de 2009

el demócrata columnas Asimetrías Fausto Fernández Ponte

el DEMÓCRATA
Asimetrías

Un Candidato en Campaña

Fausto Fernández Ponte



“Las acciones del Ejército en Michoacán y, por extensión, en todo el país, nos dicen que vivimos en un estado no distinto
al de una dictadura militar”.
María Elena Quero.


I

La cara leyente Quero, cuyo sentir se refleja en el epígrafe de la entrega de hoy, nos describe un encuentro con un amigo suyo mutante de piel priísta a panista y que es ahora candidato alboañil a una diputación federal por un distrito que no identifica.
Consignamos verbatim a seguidas lo que no sin obvias habilidades literario-periodísticas describe la señora Quero:
“Mi amigo (nos conocemos desde chamacos) me vino a ver y tuve más a o menos éste diálogo:

“--Vengo a pedirte que votes por mi el próximo 5 de julio, que me ayudes, que hables con tus amigos para que voten por mi, pero sobre todo para decirte que quiero servirte como diputado….

“--¿Por qué debo votar por tí y no por otro candidato?

“--Pues porque me conoces, soy el mejor…

“--¿Y para eso gastas tanto dinero en tu campaña?

“--Bueno, no es dinero mío, aunque te confieso que he estado poniendo de mi bolsillo… Me está costando la campaña… Espero que pueda recuperar lo que he estado gastando de mi peculio.

“--Entonces, ¿quién financia tu campaña para servirme a mi en la Cámara de Diputados? ¿Es dinero de tu partido o de amigos o de tus simpatizantes o del “narco”?
¿Cómo piensas recuperar lo que tù le has metido de tu bolsa a la campaña?

“--No, no. El “narco” no me está dando dinero o; no lo he visto. Es dinero de algunos amigos, mío también, pero sobre todo es dinero tuyo…

“--¿Mío? Yo no te dado dinero; no le he dado dinero a ningún candidato… ¿Por qué me dices que es dinero mío?

“--Porque el dinero para las campañas viene, a fin de cuentas, del contribuyente, de tus impuestos; es tu dinero… El IFE lo recibe del Congreso, está considerado en el presupuesto, y se lo da a los partidos y éstos a los candidatos…
II

“--¿Gastamos nuestro dinero en votar aunque no votemos? ¿No damos el lujo de tirar ese dinero al no votar?

“--Así es… Pero si tu dinero destinado por ti como votante a las campañas electorales y a las elecciones es tirado al caño por decisión tuya es cosa de la democracia: se vota o no se vota… Y si votas, pues es dinero bien gastado...

“--Estoy en desacuerdo… Me parece dinero mal gastado para tratar de servirme a mi en la Cámara de Diputados. Podrías servirme mejor desde otra trinchera, ¿no crees?

“—No, no lo creo. Estoy convencido de que te puedo servir muy bien como diputado…

“--¿Qué harías por mi como diputado? ¿Cambiarías el modelo económico, el sistema político que ya no me sirve a mí, a los mexicanos, por lo menos desde hace un cuarto de siglo?

“--Bueno, no se trata de cambiar al sistema sólo por cambiar, quitar un modelo para poner otro, únicamente porque algunos lo desean. ¿Y qué clase de modelo? No vamos a experimentar: se trata de hacerle reformas al sistema, al modelo, desde la Cámara de Diputados.

“--¿Por qué no quieres cambiar de modelo o de sistema no obstante que éste no ha dado resultado, pues mira en qué situación estamos?

“--Bueno, no estamos tan mal. Y la causa de la turbulencia económica pues nos vino de los gringos, es global…

“--¿Es ese tu diagnóstico?

“--Sí. Por supuesto. Reconozco que hay que hacer algunas reformas, pero el modelo, el sistema, es bueno, ha dado buenos resultados…

“--¿Buenos resultados? ¿Pobreza para las mayorías? ¿Desempleo? ¿Incertidumbre? ¿Violaciones de todos nuestros derechos? ¿Ilegalidades establecidas bajo supuestas legalidades? ¿Descontento? ¿Más delincuencia? ¿Mayor inseguridad? ¿Más zozobra?

“--Bueno, Elenita, yo sólo vine a decirte que te quiero servir en la Cámara haciendo buenas leyes que te beneficien, que te protejan, y que para ello tendrías que votar por mi, pero si tienes dudas mejor vendré otro día…

III

“--No te ofendas por mi franqueza y mis dudas, pero sabrás que muchos de los que votamos --pienso que la mayoría-- tenemos algunas dudas que lo candidatos no nos han aclarado.

“--¿Cuáles dudas? Dímelas…

“—Ya te las dije. Muchos votantes pensamos que las reformas al sistema o al modelo no nos van a sacar del hoyo; es necesario crear un nuevo sistema o un nuevo modelo y veo con tristeza que tú no lo ves así. Te pregunto: ¿Por qué no lo ves así? ¿Por qué insistes en más de lo mismo, en un modelo o sistema que no ha funcionado?

“—Ya te dije. La crisis nos llegó de fuera; es cosa de mala suerte: nos tocó y ya, nada podemos hacer, sino esperar a que pase. La mala racha pasará pronto, en unos meses. Aguantemos el temporal…

“—No me vengas con eso. La crisis no nos llegó de fuera; ya estaba aquí, desde hace varios sexenios… Pero, ¿por qué estás tan convencido de que ésta que llamas mala racha pasará pronto? ¿Sabes algo que los electores no sabemos? Yo, como votante, necesito saber… Mi voto debe ser un voto informado para razonarlo.

“—Bueno, no lo sé, pero algo me dice que la mala racha pasará pronto…

--“¿Algo? ¿Qué es ese algo que habla contigo, que te dice que la mala racha pasará?

“—Bueno, nosotros… el Presidente… Felipe (Calderón) tiene información que le hace sentirse seguro de que la mala suerte no durará mucho…

“--¿Qué clase de información?

“—Pues acuérdate… toma en cuenta que Felipe es el hombre más y mejor informado de México…

“---La neta, lo que se dice la mera neta es que Calderón no parece ser el más y mejor informado… Creo lo contrario, que está muy desinformado o que de plano nos oculta información… Ya viste lo de la influenza… ¿Quiere hacernos creer que la crisis es cosa de nuestra imaginación?”

ffponte@gmail.com
Glosario: Verbatim: textual, tal cual. Tal como se dijo o escribió.

El Estado, ¿Dónde Está?

Fausto Fernández Ponte

"¿Hay Estado en México?
Jaime Cárdenas.
I
La pregunta de Jaime Cárdenas es inquietante, pues adviértense indicios, dramáticamente obvios para no pocos mexicanos, de que por lo menos uno de los elementos constitutivos del Estado mexicano es disfuncional o está paralizado. El señor Cárdenas hizo la pregunta el martes (26/V/09) en el Foro de Contraste de propuestas de partidos ante las elecciones del 5 de julio, realizada por el Instituto Federal Electoral. Don Jaime es candidato del Partido del Trabajo a una curul. Volvamos al tema del Estado. Otros elementos constitutivos del Estado --como son el pueblo, que es el principal y más importante, así como la soberanía y el territorio-- parecen padecer disfuncionalidad en gradación variopinta no pocas veces espectacular.
La inquisitoria del señor Cárdenas tiene, a nuestro ver, la doble cualidad de registrar y reflejar un sentir que antojaríase generalizado en ciertos estratos pensantes, vanguardistas y progresistas, de la sociedad mexicana; es, amén, una pregunta informada. A ello sumaríase que el inquiriente aquí identificado fue consejero del IFE en el breve período --ya histórico-- de mayor credibilidad que haya gozado esa institución, desacreditada hoy tras el grotesco fraude de 2006. Ese fraude, consígnese con puntillosa y documentada precisión, se representó en la actuación del IFE para que, en támden con el Tributnal Electoral del Poder Judicial de la Federación, impusiera de facto a Felipe Calderón como Presidente de México. Esos son hechos insoslayablemente verosímiles.
El señor Calderón niégase aun a un recuento de votos, exigencia la cual teransita ya, recursivamente, por las avenidas judiciales interamericanas e incluso ha sido planteada como violación a los derechos humanos.
II
Señálese que esas acciones judiciales interamericanas --promovidas principalmente por la revista Proceso-- han impedido que el Presidente de Facto y sus epígonos, aliados y afines en el poder político del Estado hayan destruido las boletas electorales. Hágase la salvedad que ésto es, desde luego, historia ocurrente. Que esa historia sea desconocida o ignorada por muchos mexicanos o que el desenlace electoral sea aceptado como dudosa o conveniente por un grueso ciudadano es otra cosa. Más no nos desviemos del tema. La pregunta del señor Cárdenas --investigador titular del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, político y autor de libros, entre éstos, "Poderes fácticos e incompatibilidades parlamentarias"-- es atañedera.
Y es que lo que se advierte como existencia y, ergo, presencia y alcance del Estado en nuestra vida nacional es únicamente el andamiaje coactivo y coercitivo --violencia legal--, bajo el control de los personeros panistas del poder político de aquél. De ello hay expresiones feahacientes hoy en Michoacpán y, hace meses, en Chihuahua y en otros de los 31 Estados Unidos mexicanos, que describen que existe un estatus de excepción y de interdicción a contrapelo de la Ley Suprema. Es es descomposición.
Esa descomposición del poder político del Estado permea a éste, contagiándolo de tal guisa que exhíbense indicadores que inducirían, no sin razones, a identificarlo como disfuncional o errado, clasista o francamente fallido. Y es que en más de un sentido --desde la comprensión y discenimiento convencional acerca de la razón de ser el Estado--, el mexicano acusa fallas, siendo la principal y más evidente el diseño y aplicación de políticas de origen y consecuencias antisociales.
III
¿Estamos, acaso, ante un Estado antisocial o, por decirlo precisoriamente, antisocietal? ¿Estamos ante una agresión declarada de uno de los elementos constitutivos del Estado, el poder político, contra otro de esos elementos, el mandante, el pueblo? Para llos estratos lúcidos, pensantes, informados y actuantes de la sociedad mexicana, eso es precisamente lo que ocurre. El enemigo está dentro del Estado mexicano y se representa en su poder político, cuyos personeros son, admítase, alfiles de poderes fácticos.
Esos personeros del poder político tienen cotos e ínsulas potestarias: la vertiente ejecutiva, para los panistas; la legislativa, para panistas, priístas y perredistas y ortros. La Judicial, para sofistas del conservadurismo jurídico más estratificado.
En la percepción ciudadana, la descomposición del poder político del Estado, al contagiar a éste contamnina también al elemento constitutivo mayor, el pueblo. La consecuencia: una anomia rampante, transversal y, por lo mismo, peligrosa.
No hay Estado. O, dicho de otro estilo, el Estado mexicano está en una carrera frenética, desbocada, de descomposición que aun no ha alcanzado su ápice o punto de apogeo; podría todavía ser posible revertir ese carácter sin acudir a la catarsis revolucionaria.
Pero revertir el proceso mediante vías reformistas y no revolucionarias ofrece riesgos, pues no se cercenarían del todo las cabezas de la hidra, que renacen inmediatamente. La solución parece simple: refundar al estado --un Estado social--, sí, pero... Sí, pero ¿cómo refundar al Estado mexicano? ¿Y cómo crear uno nuevo, sincrético, cual singladura del "continuum" de la historia? Ésta señala vías evolutivas, emblematizadas en el desarrollo del proverbial cerebro de Broca: una formación nueva sobre otra vieja.
ffponte@gmail.com
Glosario: Anomia: falta de correspondencia entre los individuos y sus conductas individuales y colectivas y las normas y reglas sociales. Broca: nombre de un personaje primitivo imaginado por el astrofísico y astrónomo estadunidense Carl Sagan (1934-1996) para describir el proceso de la evolución del cerebro humano, el cual posee un basamento repitiliano sobre el cual se han acumnulado el crecimiento del órgabno. Autror de "Los dragones del Edén", "Sombras de nuestros antepasados olvidados", "El cerebro de Broca", "La conexión cósmica", entre otros. "Contnuum": continuidad del desarrollo de formaciones sociales, políticas, económicas, Etc., cuya conformación posee elementos de anteriores.
Singladura: en navegación, distancia recorrida por un navío en un lapso determinado (12 ó 24 hoiras). También intervalo que empieza a contarse desde el mediodía.

El Jefe Máximo

Fausto Fernández Ponte


“¿Por qué Rechazó tan tajante Calderón la valiosa ayuda que le ofrecían UNAM e IPN? (…) ¿Acaso le dio miedo que
descubrieran su desquiciante patraña?”.

Elidee Leonor Fernández García.

I
Manuel Bartlet fue el primero, hace meses; Luis Téllez, luego, entre febrero y marzo; ahora, días há, Miguel de la Madrid. Los tres coincidieron en señalamientos puntuales acerca de los quehaceres presidenciales de Carlos Salinas de Gortari.
Entreverados, Carlos Ahumada y Roberto Madrazo hacen delaciones en sendos libros. Aquél, notorio por corrupto y mafioso y tonto útil en la conspiración del señor Salinas y Vicente Fox contra Andrés Manuel López Obrador. De don Roberto sábese que es contumaz tramposo.
Para comprender el significado de lo dicho por esos personajes habría que identificar los componentes del pasado reciente –digamos de 1988 a la fecha—y los vìnculos entre los cuatro y el contexto actual.
Ubiquemos a cada actor en su propia papel pasado y presente, el que representaron en la el escenario en el que don Carlos era el actor mayor, y el actual, también dominado por la actuación dominadora, caciquil diríase, de éste.
Don Carlos es, a la vez, actor embozado entre un conjunto escénico de títeres y el titiritero único. Es el hombre fuerte, políticamente, de México. Es, para muchos, “El Jefe”, incluyendo a los señores Bartlett, Téllez y al propio don Miguel.
“El Jefe” Salinas ejerce un maximato –como el de Plutarlo Elías Calles-- bajo modalidades y peculiaridades fácticas e informales. Ese maximato se extiende a personeros mayores y menores de los tres partidos políticos mayores de México.
El señor Salinas manda en el PRI, en las cámaras y no pocos gobiernos de los 31 Estados Unidos Mexicanos y sábese documentadamente que su alcance llega hasta Felipe Calderón, quien removió al señor Téllez a sugerencia suya.

II
Los tres hablaron –que no denunciaron ni acusaron, pues denunciar y acusar es un juicio de valor formulado por aquellos segmentos de la ciudadanía enterada de lo dicho por esos personajes, sino delaciones espontáneas, coyunturales-- sin pensarlo.
Pero esa peculiaridad –la delación espontánea-- le otorga a lo dicho por don Manuel, don Luis y don Miguel un valor documental que, a la luz que sobre esos sucedidos presuntos arrojaren los métodos del historicismo, son insoslayables.
Ello antojaríase verismo incontrovertible. No se puede soslayar lo dicho, como tampoco es soslayable su significancia ocurrente –la actual-- ni sus consecuencias previsibles ni la cercanía dígase cómplice de los conspicuos dicente.
Don Manuel era el secretario del despacho de Gobernación del entonces Presidente De la Madrid y responsable, ante éste, de que el proceso electoral de 1988 tuviese un desenlace favorable al candidato de éste, que era el señor Salinas.
En ese aciago año, don Manuel presidió sobre una operación que hizo “caer” al sistema de cómputo de votos para evitar que que trascendiese que la votación favorecía a Cuauhtémoc Cárdenas, otro de los candidatos (el tercero era Manuel J. Clouthier).
Don Carlos dispuso que el sistema de cómputo fuese desactivado. Para ello no recurrió a una operación a trasmano, sino que lisa y llanamente hizo que de la oficina del Presidente De la Madrid se le diese la orden al señor Bartlett. Éste obedeció.
Una vez asumida la Presidencia mediante esa operación equivalente a un “coup d´État”, don Carlos premió al señor Bartlett designándolo secretario del despacho de Educación Pública; luego lo hizo gobernador de Puebla. Favor recibido, favor pagado.
III
Don Manuel extrapoló lo ocurrido hace 21 años en una alusión indirecta en un entorno periodístico acerca del episodio, pero atribuyó al señor Salinas la autoría y la responsabilidad de la “caída” del sistema de cómputo; éste señalaba una derrota.
Más lo dicho por el señor Bartlett no pasó a mayores; don Carlos ni reaccionó. ¿Por qué? Porque a don Manuel –ahora sospechoso icono de la “izquierda” mexicana-- fue autor material del fraude electoral del 88 y golpista por inferencia válida.
¿Y el señor Téllez? A don Luis lo pillaron con una grabación electrónica realizada, presumiríase, por motivos de un supuesto revanchismo amoroso, en la cual decía o dijo que el señor Salinas se había robado la mitad de la partida secreta.
Pero las afirmaciones delatoras más contundentes, por acreditadas, fueron las del exPresidente De la Madrid, forzado después por don Carlos y sus propios allegados a desmentirse con humillación pública unas horas posteriores a su difusión.
Ello, sin duda, aumentó el acervo de credibilidad de la periodista Carmen Aristegui, aunque fue acusada por el señor Salinas de “aprovecharse” de la “senilidad” de don Miguel y de su muy supuesta vulnerabilidad cerebral y falta de lucidez.
Don Miguel, cabría reiterar precisoriamente, dijo que el señor Salinas se había robado la partida secreta –una suma incalculable de dinero de la que hasta 1998 el Presidente disponía discrecionalmente-- y confirmó, además, otras sospechas.
Confirmó el golpe del 88, los motivos del “Quinazo” y las ligas presuntas de don Carlos con el “narco”. Pero esa delación descorre también los velos que ocultaban la existencia de un maximato político en un modelo de simulación democrático-electoral.

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Glosario: “Coup d´État”: golpe de Estado.Delación: en su sentido semántico, revelar actividades desconocidas de alguien o algo, acusar, denunciar; en su sentido jurídico tiene otra connotación, la de proveer a la autoridad información acerca de terceros. Maximato: periodo de ejercicio fáctico e informal del poder por parte de Plutarco Elías Calles, a quien sus allegados y la ciudadanía en general llamaba Jefe Máximo, de allí la denominación. Su maximato lo ejerció desde 1924. En 1928 dejó la Presidencia, pero en los hechos era el hombre fuerte del país hasta 1936, en que el entonces Presidente Lázaro Cárdenas lo expulsa del país. “Quinazo”: la detención, por el Ejército, de Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la Repùblica Mexicana, el 10 de enero de 1989. Durante el proceso judicial trascendió que el Ejército “plantó” un cadáver y armas en una casa que, a la postre, resultò no ser el domicilio del líder petrolero. Empezo, pasó una década en la cárcel.